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DECEMBRE  2013

 

RAIZ, TRONCO Y RAMAS
 Por José Dos Santos
 
Emocionante por el significado y extraordinario por su calidad musical fue el concierto que dedicaron Leyanis y Jessie Valdés a su recién fallecido abuelo, Bebo, y al padre de ambos, el gran maestro Chucho.
 Como virtual preámbulo del inminente 29 Festival Jazz Plaza, Leyanis demostró que el virtuosismo ante el teclado y la genuina composición de sus ancestros están en manos seguras. El legado tiene promisoria continuidad.
 Ante la batería y sus creaciones juveniles, el rostro, la voz y el dominio del instrumento por parte de Jessie recordaban a su progenitor. Su espigada figura parecía sacada de alguna foto del casi adolescente de su padre en sus primeros pasos en los escenarios.
 Ambos fraguaron una velada excepcional en este 17 de diciembre, día dedicado por los creyentes a San Lázaro o a Babalú ayé, según la religión que se trate. 
  Alexis Vázquez, rector del Café Miramar –escenario del concierto- recordó la importancia de la fecha para quien ha sido presidente del Jazz Plaza en numerosas ocasiones y siempre buscó la forma de resaltarla en los diversos festivales que hace ya tres décadas se celebran en La Habana.
 En esta ocasión, sus hijos Leyanis y Jessie le rindieron tributo a Bebo y un homenaje a él con un repertorio que combinaba piezas de ambos con creaciones propias, en las que intervinieron otros muy talentosos jóvenes invitados.
 Resaltaron entre ellos el saxofonista Yunier Lambida, cuyo raudal de ideas con el soprano lo convierte en virtuoso, y el trompetista Tommy García, creativo y capaz, cuyas habilidades pasaron con éxito la difícil prueba final a la que le sometió Leyanis en su pieza Chorinho, difícil incluso para el propio maestro a la que estuvo dedicada.
 También hicieron lo suyo, con mucho acierto, el bajista Michele Salazar, el percusionista Eduardo Silveira y el trompetista Orlando Carrodeguas.
 La joven Valdés, a sus 32 años, recordó como un momento muy especial en su vida cuando tocó con su abuelo, en el año 2004, en Islas Canarias. Con sencillas palabras valoró también el significado de su padre cuando le dedicó una de sus bellas composiciones.
 Ella, tras estudiar en importantes escuelas, incluida en la italiana Brescia, ha hecho carrera en Islas Caimán y ahora está de vuelta a casa.
  Su aún más joven hermano, Jessie, de 29, está de vacaciones en la casa familiar de El Cerro tras vencer la primera parte de sus tres años de estudios en la célebre Berklee College of Music, de Boston.
  Ambos unieron empeños ahora con músicos de su generación para mantener viva la tradición musical de la familia, homenajeada en vísperas del Jazz Plaza 2013.
jds/18.12.2013

 

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